Peluquería de Caballeros Sonia Bustos

El bigote mejora el rostro.

A veces me siento una peluquera un  poco rara, y es que no me gustan los bigotes fuera de una barba; me producen un cierto rechazo.

Pero mi opinión es tanto personal como profesional, tan objetiva como subjetiva, y me explico: Desde un punto de vista estético y partiendo de querer ser más atractivos, más guapos, más equilibrados, más simétricos… el bigote no aporta nada de nada, sólo equilibra el rostro en casos de tener unas cejas muy pobladas y gruesas, cuando se tienen unos dientes muy sobresalientes, o cuando se tiene una nariz proporcionalmente grande; y se usa el bigote para contrarrestar el foco de atención de lo que queremos disimular, es un truco visual ante todo. Más allá de esto no aporta nada al equilibrio, ni al rostro, ni a la proporción áurea de este; es decir, que no nos hace más atractivos se mire como se mire analíticamente. Y la prueba de esto es muy sencilla, fíjate en alguien guapo y míralo con y sin bigote.
Jamás un bigote ha resaltado más la belleza de nadie, no tiene esa función, no hace más simétrico, no equilibra la proporción áurea en modo alguno, no hace más guapo a nadie, pero si da un aspecto más duro, más inexpresivo, más inexpugnable, más alfa por tanto.
A pesar de ello no todo el mundo quiere parecer más atractivo cuando escoge un corte de pelo, un tipo de barba o un tipo de bigote. A veces escogemos un estilo imitando a alguien a quien admiramos para que nos encuentren un parecido o virtud en común a ese personaje, otras veces escogemos un estilo para aparentar ser más duros, más alfas, para disimular un defecto, para aparentar ser más refinados o pertenecer a otro estatus social superior, a una tribu urbana…
Los bigotes denotan muchos mensajes subliminales basados en clichés sociales y culturales que todos compartimos en occidente, y que sin embargo no entenderían en otras parte del mundo más aisladas o independientes.

El bigote de por sí causa dos efectos básicos en quien lo lleva, por una parte nos puede hacer más pintorescos y por otra dar una imagen más dura a nuestro rostro al ocultar parte de los músculos que tenemos en la cara junto a la comisura de los labios, y que denotan nuestras emociones parcialmente, lo mismo que ocurre con la barba que siempre nos da un aire más rudo o de enfado.
Tom Selleck siempre tuvo cara de bueno, de niño, de inocente pero era ponerse bigote y la cosa cambiaba, y mucho, adquiriendo una apariencia mucha más dura.

Además podemos llevar un bigote que llame la atención a todo aquel con el que nos crucemos, y según la forma que tenga puede despertar irá, risa, desconcierto, respeto, deseo… y eso va a depender de cual sea el bigote que tomemos como referencia, como cliché histórico o cultural para mandar un mensaje directo al subconsciente de los demás. Me explico un poco poniendo un ejemplo:
El otro día supe de un chico que no tuvo otra ocurrencia que mientras se afeitaba ir dejándose un bigote como el de Adolf Hitler, supongo que eso lo hemos echo todos alguna vez, pues al afeitarnos vamos jugando con distintas formas, perillastipos de barba… para ver como nos quedan, pero este chico dio un paso más allá y envío la foto a un grupo de Whatsapp ante el asombro de muchos que no supieron como reaccionar, y dónde algunos se indignaron al no entender que se juegue con eso. Este es un ejemplo de como un bigote manda un mensaje directo al subconsciente de los demás, pero lo mismo ocurre con los bigotes victorianos, los típicos de terratenientes, los bigotes finos mejicanos, los bigotes tejanos
Cuando vemos que algún artista, futbolista o personaje que salta a los medios de comunicación como un triunfador ya sea en alguna faceta artística, empresarial, deportiva…. surge la necesidad de emularlo, aunque sea en su aspecto pues así pensamos que seremos más atractivos pues recrearemos en la mente de quienes nos vean el recuerdo de un ganador, lo cual es partir de una ventaja frente a alguien que no conocemos pues nuestro aspecto lo van a asociar a ese famoso, le quede como le quede, así son las modas o tendencias que hacemos que surjan y su porqué surgen. Pueden ser barbas, bigotes, ropa…
Somos seres que copian o imitan a otros ya sea por admiración o por intentar emular alguna destreza, peculiaridad o virtud; exactamente igual que el resto de seres vivos del planeta. Al fin y al cabo que son las modas sino.
En Freddie el bigote ayudaba a distraer el foco de atención que eran sus dientes, que eran algo desproporcionados, y que hacían que su cara se quedara desequilibrada. Con el bigote su cara, su expresión y el foco de atención cambiaban equilibrando increíblemente su rostro.